¿Mega-ciudades-estado?

Desde que leí la noticia sobre la reclamación de independencia fiscal de Londres se me quedó un mal sabor de boca, pero cuando leí el artículo sobre aumento del tamaño máximo de las ciudades, los engranajes empezaron a girar y a chirriar. ¿Hacia que futuro nos dirigimos territorialmente hablando? Este aumento del tamaño máximo de las ciudades va a hacer que las grandes ciudades sean cada vez más grandes y se continúen las migraciones del campo a la ciudad. Además con las nuevas tecnologías y el efecto red que se produce en las ciudades hace que aumente de la brecha cultural campo-ciudad. Si además favorecemos el poder de las mega-ciudades, como busca Londres, es prácticamente inevitable a largo plazo la desaparición del hombre en el campo, sólo quedarán los robots agrícolas para producir los alimentos.

Tanto Isaac Asimov en su libro Cúpulas de Acero como el tan famoso Un Mundo Feliz, nos muestran un futuro en el que el hombre rural ha pasado del ya establecido arquetipo de paleto al de salvaje y el “ciudadano” común sólo se acerca a él en rutas turísticas preestablecidas por la metrópolis. Es posible que no estuvieran mal encaminados.

A pesar de todo, si este es el futuro que nos espera lo podemos aceptar, pero la parte grave no es esta, el verdadero problema va a estar en la disminución y absorción de las pequeñas ciudades. Ya hay una migración de las pequeñas y medianas ciudades a las grandes, pero con el auge de las mega-ciudades puede producirse algo parecido a la migración campo-ciudad del siglo XX, con la consiguiente pérdida de diversidad y por lo tanto competición entre ciudades. Al fin nos encontraremos con la centralización territorial.

No veo en la independencia fiscal de las grandes ciudades y capitales del mundo ningún indicio de que eso pueda llevarnos a más libertad y diversidad, si no todo lo contrario, veo el sueño neoliberal de convertir a la “City” (de Londres o de cualquier otro lugar) en el centro del mundo.